Por mi trabajo estoy acostumbrada a ver cosas que son sólo fachada. Ventanas que no esconden nada detrás o cuyo contenido es dudoso. Supongo que en todos los trabajos hay algo de esto, pero esto comienza a ser preocupante cuando se traslada a las personas.
Miles de artículos hablan de como, en los tiempos que corren, existe una industria alrededor de la imagen que mueve millones de euros. La imagen en la televisión, en las vallas publicitarias, en los anuncios,... es el modelo de lo que luego se traslada a los que nos rodean.
Me pregunto hasta que punto esa importancia que se da a la imagen llega a ser mayor que la que le damos al interior, a nuestro intelecto. Se podría medir comparando el tiempo que dedicamos a la peluquería, la manicura, el gimnasio, ir de tiendas, embadurnarte de hidratante, ...con el que dedicamos a leer, meditar, escuchar a personas sabias... Con suerte la balanza estaría equilibrada.
Por esto he decidido que mi blog se llame magnolia bakery, por que si bien es un lugar precioso (imagen cuidadísima y bonita, como a mí me gusta) en su interior hay manjares deliciosos que hacen que en ese momento no importe mi imagen, sino la felicidad que me da saborearlos.
1 comentario:
Te felicito.
Parece que las cosas imposibles no lo eran tanto cuando uno se pone a ello.
Respecto a la idea que intentas transmitir, es cierto que vivimos hacia el exterior y no hacia el interior y que como decía Bunbury "la apariencia es embustera y te aprieta fuerte del cuello".
Sin embargo, no pierdo la esperanza porque escarbando un poco en la tierra igual encontramos angún tesoro oculto.
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