Me gusta la Semana Santa, y no es que participe activamente en ningún acto litúrgico o en una cofradía, ni que me muera por tener unas vacaciones ahora que empieza la primavera. Me gusta porque me hace reflexionar sobre un hecho histórico en el que creo, y que a través de miniseries y películas varias nos reproducen constantemente en estos días. No dudo que la fiesta existiera antes del cristianismo (si algún historiador que lea la entrada me lo aclara, lo agradezco), no en vano se hace coincidir el jueves santo con la primera luna llena de primavera. Seguro que en Roma (no cristiana) ya se celebraba algo por esta época, por lo que los que no creen ya tienen una excusa para unas vacaciones. Yo tengo un momento para la reflexión, para mirar a mi interior, y proponerme sacar lo mejor de mí en el futuro (otros lo hacen en fin de año, yo lo hago ahora, me inspira más).
2 comentarios:
Quien me conoce, sabe que no necesito para reflexionar, que el día esté pintado de rojo en el calendario. Cualquier momento es bueno para mejorar y si alguien necesita hitos, que los aproveche.
Creo que puedo reflexionar con el bañador en la piscina, pero también entiendo a quien lo hace desde el recogimiento.
Hay seres que se ven desbordados por la continua reflexión, me refiero a aquellas personas que lo hacen a diario. Esto tampoco es nada bueno, pues es medir continuamente el ciclo de la vida, y es mejor dejarla discurrir sin buscar una explicación a todo suceso.
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