Día de Reyes

La Navidad pasada oí una expresión que me gustó. Se trata de la inversa de la temida "los reyes son los padres". Ayer, abriendo cajas en el trastero de casa, descubrí junto a mi madre los juguetes de mi hermano cuando era niño. Mi hijo nos acompañaba, y la cara de asombro y alegría que puso al ver tal cantidad de juguetes desconocidos, me pareció que reflejaba totalmente el concepto que comento: "los reyes son los hijos". El regalo de su cara fue fantástico, sobre todo porque han pasado varios meses desde el 6 de Enero y revivir esos momentos es muy agradable. Pero el regalo fue doble porque, junto a los juguetes de mi hermano descubrí otra caja con las muñecas que compartí cuando era niña con mi hermana, y fue entonces mi cara la que reflejó una mezcla de alegría y melancolía. Mientras el niño pasó horas jugando con los playmobil, yo me dediqué a lavar, peinar y vestir mis "barriguitas" y agradecí que mi hijo me diera la oportunidad de redescubrir mis juegos de la niñez. Como dice mi amigo en su blog, la edad está en el espíritu, y el mío también es joven, tanto que juego con muñecas.

Tacones lejanos

Nadie pone en duda que los tacones son un elemento imprescindible para ir elegante. Pero como todo, esto no implica que llevar tacones te haga elegante (se puede ir muy hortera con unos Manolos), ni que no se pueda ser elegante si no los llevas. Todo esto para instar a las jóvenes mamás a no llevar tacones cuando paseen a sus bebés por los parques, jardines, aceras... Y lo digo por experiencia propia. Normalmente sales para que el niño vaya conociendo el mundo exterior y de paso tú haces un poco de ejercicio. Se puede ir arreglada pero informal, hay varios blogs que te dan ideas para eso, y en todas esas ideas los tacones quedan lejos. Salir con tacones es contraproducente, te animas y caminas, caminas, caminas... y a la vuelta te comprarías las zapatillas del "chino" que te pilla por el camino, con tal de separar de tus pies esas máquinas de tortura. Por tanto, haceros con unas zapatillas chic, o unas cómodas botas y el resto de tu indumentaria, se te ocurrirá sobre la marcha, o es que has visto a alguna top model con sus retoños llevando tacones?. Lejos del Hola u otras revistas de famoseo, cuando realmente las pillan, nunca llevan tacones y van la mar de elegantes.

NYC

Todavía no conozco a nadie que haya visitado la Gran Manzana y me haya dicho que no le ha gustado. Cuando no han ido te pueden poner todas las pegas del mundo: el control en el aeropuerto de NY, la inseguridad, la gente... pero desde que cruzas el charco para conocer esa pequeña parte de ese otro gran continente, no te defrauda. Y digo no te defrauda porque podría ser así. Gracias al cine y la televisión conocemos la ciudad casi como la palma de la mano, te imaginas Central Park, la 5ª avenida, Madison Square Garden, China Town... y puedes llegar a idealizarlo, pero cuando lo ves probablemente supere tus expectativas. Es una ciudad para caminar, para ver tiendas y lugares espectaculares. Desde luego hablo de Manhatan, porque por lo que dicen las afueras no son tan ideales, pero cuando uno va de visita va a lo mejor así que... Fui a mediados de Septiembre el año pasado, y me llamó la atención ver pequeños parques en los que alguna marca comercial improvisaba una especie de cine en la calle, en el que ofrecían el US Open, o cómo esas pequeñas zonas verdes, que muchos transeúntes utilizaban tomar el tentenpié que compraban en el Starbucks de enfrente, siempre estaban impolutas,... Esto no tendría nada de extraordinario si no fuera porque no ocurren en mi ciudad. Propongo a quien corresponda copiar esta idea, tenemos muchas zonas "verdes" sin explotar en bien de todos, de copiar hacerlo de los mejores, no?

Inconformistas

Leyendo la entrada de un amigo en su blog, me he dado cuenta de que tenemos una tendencia natural, y por tanto inevitable, a desear lo que no tenemos. El hablaba de hindús que quieren ser cada vez más blancos de piel, yo de niñas negras que prefieren muñecas blancas,... pero es algo con lo que nos tropezamos todos los días. Nos miramos al espejo y pensamos en lo guapos que seríamos si tuvieramos la nariz menos pronunciada, el pelo más liso o más rizado, los ojos más grandes, o más claros, o fueramos más altos, o más bajos... Este inconformismo estaría bien si nos hiciera más constructivos y nos empujara a vencer nuestros miedos, nuestra timidez, nuestro ombliguismo,... y no a hacernos más infelices y presa fácil del mercado siempre pendiente de nuestros deseos insatisfechos.